lunes, 4 de abril de 2011

El Partido de l@s jóvenes. Tu Partido.



Hola a tod@s.

Como sabéis se aproxima el periodo electoral. En las últimas fechas, los partidos políticos hemos empezado a engrasar nuestras maquinarias, y estoy seguro que la del Partido Socialista de Manzanares está mejor engrasada y más fuerte que nunca. En éste tiempo hemos sabido hacer las cosas, a mi juicio, muy bien. Hemos renovado el Partido, y lo hemos preparado, no sólo para el presente, sino también para el futuro. A los socialistas nos inquieta el futuro, tanto o más que el presente. Por ello, l@s jóvenes socialistas hemos dado un paso al frente. El PSOE nos ha propuesto ser protagonistas. El papel era irrechazable. Y aquí estamos, intentando estar a la altura de lo que las siglas de nuestro Partido, y la ciudad de Manzanares, se merecen.

Lo he dicho muchas veces. No me cansaré de repetirlo. Somos el Partido de l@s jóvenes. El Partido que no sólo escucha a l@s jóvenes; sino el que se reúne con ell@s para buscar posibles soluciones. El Partido que siempre ha reivindicado el papel de la juventud en la política activa. Una vez más, el PSOE y en concreto Julián Nieva, nuestro Candidato a la Alcaldía, nos ha ofrecido a l@s jóvenes el papel que sin duda merecemos. Como decía anteriormente, el papel era irrechazable. Y por este motivo, tanto Chus Ruíz, Víctor Jímenez, María José Perez, Laura Carrillo, Beatriz Labián y yo mismo hemos aceptado la propuesta. Nos vamos a dejar la piel en ésta nueva aventura. Tenemos la convicción de que tenemos en las manos el mejor proyecto para la juventud, las mejores propuestas, la capacidad para escuchar a todos sus ideas y sugerencias, y la ilusión de llevar la voz de l@s jóvenes a los sitios dónde debe ser escuchada.

Os invito a tod@s a participar de éste proyecto. Pretendemos que sea el proyecto de tod@s vosotr@as. Para ello, os animo a que me hagáis llegar a través de éste blog vuestras sugerencias y propuestas. Es la hora de la verdad. Os espero.

Un saludo amig@.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Hasta siempre y gracias, compañeros.

Siempre se van los mejores. Esta es una frase que a pesar de ser muy típica, no por ello deja de ser cierta, al menos para este caso. Se no han ido dos de los mejores: José Antonio Labordeta y Marcelino Camacho.

Decía el dramaturgo alemán Bertolt Brecht que “hay hombres que luchan un día y son buenos; hay otros que luchan un año y son mejores; hay quien lucha muchos años y son muy buenos; pero hay quien lucha toda la vida, ésos son los imprescindibles”. Sin lugar a dudas, José Antonio y Marcelino eran de los incansables, de los que han luchado toda la vida por la democracia, la libertad y los derechos sociales. Eran de los imprescindibles.

Empezaré por Labordeta. Este aragonés ha sido durante las últimas décadas uno de los grandes referentes morales y cívicos de nuestro país. Comunicador, diputado, poeta y cantautor. Profesor también, que abandonó las aulas para alentar a muchas más personas de las que podían sentarse en los pupitres de la escuela.

En 1976 participó en la creación del Partido Socialista de Aragón. Posteriormente se presentó al Senado en la candidatura de Izquierda Unida. Es entre los años 2000 y 2008 cuando es elegido diputado nacional por la Chunta Aragonesista. Por aquellos años de representante en el Congreso, Labordeta participó de forma acérrima y entusiasta en todas y cada una de las movilizaciones en contra de aquella maldita Guerra de Irak a la que nos envió el Partido Popular. Fue a algunos miembros de ésta formación política a los que les espetó el tan famoso “a la mierda”, ante las burlas continuas que la derecha hacía sobre él en un momento tan apasionante para Labordeta como fue el debate sobre el trasvase del río Ebro, del que estuvo tajantemente en contra. Además, de la tan conocida expresión, que siempre se la vinculará con el diputado aragonés, también se dirigió a los diputados populares de la siguiente forma: “ustedes están habituados a hablar siempre, porque aquí han controlado el poder toda la vida; y ahora les fastidia que vengamos a poder hablar las gentes que hemos estado torturados por la dictadura. Eso es lo que les jode a ustedes.”

Por aquellos entonces (corría el año 2003), yo era un chaval de quince años al que la política le inquietaba ya demasiado. El ambiente político y social, por aquella época, recuerdo que estaba totalmente enturbiado, ya que se producían numerosas movilizaciones en contra de la Guerra de Irak, y José Antonio Labordeta era uno de los grandes activistas de la izquierda española.

Aquél momento en el que Labordeta acaparó todos los focos, recuerdo que estaba comiendo y tuve que soltar la cuchara. Era la primera noticia de los telediarios. Labordeta había mandado “a la mierda” a parte de la derecha española, tras ser increpado, burlado y ridiculizado por algunos de sus parlamentarios. Era increíble. Había enviado “a la mierda” a aquellos que nos llevaban sin titubear a una guerra tan ilógica como injusta, a aquellos que se sentaban en los escaños de la democracia sin haber tenido la dignidad si quiera de condenar el franquismo, y a aquellos que nos recortaban derechos a un ritmo vertiginoso.

Por aquellos momentos yo sabía bastante poco de la historia de lucha y sacrificio del aragonés, y de su compromiso con la libertad y la democracia. Por ello, entiendan que para mí, con tan sólo quince años, fuera sorprendente e impactante ver como desde la tribuna del Congreso de los Diputados, un señor sin corbata, camisa a cuadros y un gran bigote mandaba “a la mierda” a unos cuantos parlamentarios poco respetuosos de la bancada popular, tras las mofas de éstos hacia Labordeta. Interpreté ésa expresión como un basta ya de recortes en derechos sociales y civiles, como un basta ya de guerras inadmisibles, basta ya de “decretazos” y basta ya de la política llena de engaños y abusos intolerables que practicaba el Partido Popular del Sr. Aznar.

Tras muchos años siguiéndolo en tertulias y libros, queda claro que Labordeta ha sido muy importante en las últimas, al menos, dos décadas para la izquierda española. Era un buen político. De los que creían en la política como herramienta transformadora de la sociedad y de los que se empeñaban en hacer la tan necesaria pedagogía política.

El día en que dejó su escaño en el Congreso dijo que “me voy decepcionado, porque uno viene aquí pensando que puede solucionar mucho, y al final te das cuenta de que puedes hacer poquicas cosas”. Labordeta siempre fue modesto en sus declaraciones, pero lo cierto es que ha dejado un gran legado en la historia de la izquierda española. Una izquierda que echa de menos oírle cantar a la libertad como él solo sabía y podía hacer. Si algo nos ha transmitido José Antonio Labordeta es ése espíritu luchador e infatigable, como el que él tenia, para que “un día, al levantar la vista, veamos una tierra que ponga libertad”.

Quiero como no, recordar también al sindicalista y político, recientemente fallecido, Marcelino Camacho. Sucede con más frecuencia de lo que sería deseable; me desperté en la mitad de la noche sin saber por qué, en el desvelo conecté la radio y me inquieté escuchando una noticia ya comenzada que hablaba de la muerte de alguien. Por las notas bibliográficas y las citas localicé rápidamente de quién se trataba, ya que una corriente me sacudió el cuerpo al escuchar “dedicó su vida a luchar por la dignidad de la clase obrera de nuestro país”. No podía ser otro. Se nos fue Marcelino Camacho.

Marcelino Camacho acumula una vida difícil, llena de sacrificio y en defensa de los derechos de los trabajadores y de la democracia. Se afilió al Partido Comunista con tan solo veinticinco años, participando voluntariamente en la Guerra Civil para defender la República. Al terminar la guerra lo encarcelaron y condenaron a trabajos forzosos por el bando franquista. Años más tarde, en 1967, es encarcelado, una vez más, por sus actividades sindicales y políticas, hasta la muerte del dictador Franco. A la salida de la cárcel, Marcelino Camacho espetó una de sus famosas frases “ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar”.

En el año 1976, las Comisiones Obreras consiguen constituirse como organización sindical con Marcelino Camacho como primer Secretario General. Al mismo tiempo, también fue diputado nacional del Partido Comunista durante dos años.

Hace unos días, la escritora Almudena Grandes hacía la siguiente reflexión acerca del sindicalista: “En éstos días vamos a leer muchas veces que Marcelino Camacho fue un hombre bueno; pero fue mucho más que eso. Vamos a leer muchas veces que fue un luchador por la libertad; pero fue mucho más que un luchador por la libertad. Marcelino fue una persona insustituible, y en primer lugar, fue un sindicalista. Un hombre que puso por encima de todo la dignidad de la clase obrera”. Así es. Marcelino Camacho es un ejemplo de dignidad, de sacrificio y de lucha por unos ideales, cueste lo que cueste. Sufrió la guerra, el exilio, la cárcel, y creyó siempre en la utopía que para él era luchar con los pies en la tierra y la mirada en el horizonte; cultivó la memoria y tomó el testigo de quienes antes que él lucharon por los mismos ideales, porque sabía que formaba parte de la noble historia del movimiento obrero y quería aportar lo mejor de sí mismo: su entrega, su capacidad intelectual y su compromiso político con los menos fuertes.

En uno de los últimos discursos que hizo Marcelino Camacho volvió a dejarnos una de esas frases que nos hacen recargarnos las pilas y seguir trabajando por los ideales en los que creemos. Marcelino se despidió de los compañeros/as que le escuchaban de la siguiente forma: “Compañeros y compañeras, siempre adelante, siempre a la izquierda”. Es necesario, ahora más que nunca seguir adelante, continuar con el trabajo que desde hace muchos años se lleva realizando desde los sindicatos y partidos progresistas.

Aunque Labordeta y Marcelino Camacho formaban parte de otros partidos políticos, los sentíamos muy cercanos, eran compañeros. Compañeros de una izquierda en la que cabemos todos, con distintos matices, pero en una izquierda en la que tenemos que hacer el esfuerzo de entendernos. Ambos dirigentes apostaron siempre por el dialogo y la negociación como forma de entendimiento y de llegar a acuerdos. Ambos trabajaron duro por tener una masa social trabajadora y de izquierdas, fuerte y solida.

La izquierda queda un poco más huérfana tras la muerte de éstos dos compañeros, pero el legado que ambos nos dejan merece tener más recorrido. Ahora, sólo nos queda coger el testigo, recordarlos siempre, imitar sus ejemplos y mostrar a la sociedad el duro camino que han trazado a favor de las libertades y la democracia que hoy disfrutamos.

martes, 24 de noviembre de 2009

Compromiso con las y los jóvenes


Favorecer la participación juvenil es y ha sido, sin duda, uno de los retos más importantes de los gobernantes democráticos, especialmente de la izquierda. La acción política no es solo lo que se hace desde las instituciones; también los ciudadanos y ciudadanas tenemos mucho que decir. Juntos, gobierno y ciudadanía, hemos de encontrar los medios que permitan la máxima implicación posible del máximo número de personas, en aras del interés general. Es, en este interés público, donde los y las jóvenes tenemos un papel fundamental que jugar, y que hemos de saber aprovechar. La importancia de este papel radica en que hemos de ser nosotros, los y las jóvenes, los que nos pronunciemos y tomemos partido sobre los problemas y necesidades que nos atañen, y que contribuyamos, por tanto, en la configuración de la sociedad que queremos.

La participación ciudadana, y por ende juvenil, viene garantizada en la Constitución Española en el artículo 23, que reza “los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos”; del mismo modo, dicha Constitución ordena a los poderes públicos “facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”.

Observamos, por tanto, que la participación es un derecho legalmente reconocido, pero ello no implica que existan los adecuados canales y herramientas para llevarla a cabo. Se hace imprescindible, no solo reconocer la participación como un derecho ciudadano; sino establecer y facilitar los mecanismos necesarios para el desarrollo y ejecución de dicho derecho. Es aquí donde la labor de las administraciones públicas han jugado un papel fundamental en el desarrollo o, por el contrario, estancamiento de la participación.

Entendiendo la política como la gestión de lo público, los socialistas nos planteamos el espacio urbano como el espacio donde se puede acercar la política a la ciudadanía, donde se puede comprobar que la gestión de la cosa pública se puede hacer con la participación de las personas implicadas.

Sin embargo, en el otro lado de la moneda, concretamente en la derecha, hay quien ha entendido que la participación ciudadana más que una necesidad es un problema. Centrándonos en la participación juvenil, la derecha española ha pretendido crear una “democracia supermercado”, en la que mercantilizar la participación y fomentar el clientelismo.

De esta manera, ha sido tanto la derecha política como la derecha mediática, las que han creado y difundido hasta la saciedad el viejo bulo o estereotipo de que tenemos una juventud acomodada, sin preocupaciones, y que no participa.

Si bien, es necesario hacer la parte de autocrítica que como jóvenes nos corresponde, y es que desde los sectores juveniles, la participación no es toda la que debiera, ya que debería verse representada en más sectores y a mayor escala. Pero nunca, aceptar el estereotipo injusto y generalizado de que la juventud española actual es despreocupada y poco participativa. Cosa muy distinta es que los jóvenes no participemos de la forma en la que al Partido Popular le gustaría. Y es que siempre que los jóvenes hemos participado, la derecha ha salido perdiendo.
La juventud es susceptible de participar si las propuestas son suficientemente atractivas o si es necesaria nuestra movilización como herramienta para pronunciarnos sobre asuntos de interés general. Los jóvenes hemos participado siempre que nuestro presente y futuro estaba en juego. Es necesario recordar que ha sido, en gran parte, la juventud la que ha propiciado las grandes movilizaciones en España, como el famoso rechazo a la guerra de Irak, y la que ha favorecido los grandes cambios políticos, como cuando los jóvenes respaldamos en masa en el año 2004 las políticas renovadoras y progresistas del PSOE de Zapatero. Es por todo esto por lo que al Partido Popular no le gusta que la juventud participe; es evidente que les sale muy caro.

Al contrario del Partido Popular, los socialistas hemos apostado por fomentar la participación ciudadana en todos los sectores, pero en la juventud con principal entusiasmo. Si hay un partido político en España que verdaderamente ha entendido la necesidad de una juventud participativa ha sido el Partido Socialista. Desde el PSOE no solo se le ha dado la oportunidad de participar y expresarse a los jóvenes, sino que se ha escuchado con atención nuestras demandas y problemas, y lo que es más importante hemos buscado conjuntamente posibles soluciones. Es por esto, entre otras razones, por lo que siempre he defendido que el Partido Socialista es el partido de los jóvenes, donde no solo somos escuchados sino también tenidos en cuenta.

De igual manera, ha sido el Partido Socialista el partido que ha entendido de mejor manera la transversabilidad de las políticas juveniles, promoviendo que los jóvenes seamos protagonistas de todos los campos de actuación.

Los socialistas tenemos la convicción de que la participación de los jóvenes no solo es necesaria, sino que también es imprescindible. Es de vital importancia que se promueva una juventud crítica, comprometida y participativa en todos los campos de la sociedad, y entre ellos, en la política. Desde el PSOE siempre hemos tenido y siempre tendremos las puertas abiertas a la juventud, no solo porque nos interesan sus propuestas, demandas y sugerencias, sino porque estamos convencidos de que la participación de la juventud en política dignifica la labor política.


“Dímelo y lo olvidaré,
enséñamelo y lo recordaré,
involúcrame y lo aprenderé”

Benjamín Franklin


(Artículo publicado por Pablo Camacho en el Boletín Electrónico de la Agrupación Socialista de Manzanares)

Bienvenid@ a mi cuaderno

Bienvenid@ a mi cuaderno. Gracias por haber encontrado un momento para compartirlo conmigo y espero que te sea gratificante ésta visita. No pretendo hacer de éste cuaderno un diario, pero sí compartir vivencias, experiencias y reflexiones con quien se cruze por mi camino. Quiero hacer de éste blog un punto de encuentro entre amigos/as, compañeros/as y quien sabe, gente que no conozco. A quienes lean el cuaderno con curiosidad, gracias. A quienes lean con cariño y aprecio, un abrazo. A quienes busquen gresca, lo siento, aquí no hay sitio para el insulto.
Gracias a todos aquellos que han decidido ser compañer@s de viaje.